El sector del aceite de oliva descarta un desabastecimiento del producto en las próximas semanas, y garantiza su disponibilidad hasta la nueva cosecha de octubre. Así lo explican las patronales Anierac, que representa a los exportadores, y Asoliva, de los envasadores, que aseguran contar con un stock disponible de entre 235.000 y 250.000 toneledas, equivalentes al 35% de la producción, para cubrir el final de la campaña actual y el inicio de la siguiente, es decir, para un periodo de tres meses.
Estas apuntan a que los precios en origen no deberían subir más, “ya que la oferta y la demanda están equilibradas”, explica Rafael Pico, director general de Asoliva. Ambas patronales quieran dar “un mensaje de tranquilidad a los consumidores ante la alarma generada por la espiral de subidas del aceite de oliva y las previsiones de que el producto siga al alza en los próximos meses.
El precio de las diferentes variedades de aceite de oliva, según cálculos de ambas asociaciones, se ha encarecido un 40% en el último año. “La sequía ha provocado una merma de la cosecha de la temporada pasada a unas 660.000 toneladas, menos de la mitad que la anterior campaña y se espera que este año las cifras de producción mejoren, aunque no alcanzarán las cifras medias de producción”, explican las asociaciones, a la espera de que puedan llegar lluvias en septiembre que hagan mejorar la campaña.
Según la estadística de Precios Medios Nacionales, elaborada por el Ministerio de Agricultura, el precio a la salida de las almazaras del aceite de oliva virgen extra había subido un 115% en la semana del 28 de agosto al 3 de septiembre, hasta 818 euros los 100 kilos, en comparación con la misma del año anterior. El del aceite de oliva lo había hecho un 93% y el lampante, un 92%. Las patronales defienden que, en el escenario actual de subidas de precios, el sector envasador ha reducido sus márgenes “significativamente” durante este periodo.
En las tiendas, el precio medio del aceite de oliva va de los 8,16 a los 9,42 euros, según datos de la OCU, y se sitúa ya sobre los 12 euros en algunas marcas. La pasada semana, el ministro de Agricultura en funciones, Luis Planas, se encomendó a la lluvia para que los precios bajen. “Si ahora empezara a llover intensamente cuatro semanas, automáticamente los precios caerían en picado”, dijo, descartando una intervención al ser un mercado regulado por “la ley de la oferta y la demanda”. A su juicio, el alto precio del aceite “es un problema que no tiene una solución administrativa o política”.
La patronal de la industria alimentaria, FIAB, sí alertó la semana pasada de una potencial escasez de alimentos provocada por la sequía que azota la Península desde hace meses , y por ello pidió un “tratamiento especial” para el sector dadas las “circunstancias tan graves”, como tener acceso preferente al agua “para poder garantizar un suministro estable y seguro de alimentos y bebidas”.